La realidad del cerro El Toro – Huamanchuco

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El cerro El Toro hace noticia para dar a conocer lo que ya se ha convertido en rutina: La muerte de tres obreros Se trata de los hermanos Julio, Samuel y José  Benítez Tiburcio de 30, 24 y 22 años de edad, que se dedicaban a la extracción de oro.

Según los familiares, habría otro minero muerto pero se desconoce el nombre, ya que los propietarios estarían ocultando este accidente laboral.

Además, informaron que los fallecidos fueron trasladados sigilosamente por los dueños de la mina hasta su tierra natal en el distrito de Cochorco, sin reportar el accidente a la Policía Nacional.

El hermano de las víctimas pide que se investigue el hecho, ya que son varias las personas que ya han muerto en minas artesanales sin que la PNP, ni la Dirección de Energía y Minas de la Libertad hagan algo para evitar más muertes.

Nuevamente, pues, nuestro querido e histórico cerro El Toro es protagonista de la noticia y, de esa manera, pone sobre el tapete del análisis la penosa realidad que soportan los obreros mineros. Moribundo como está el cerro El Toro, convertido hoy en una isla a la que pocos hicimos algo para frenar este problema, pese hacer amenazados.

Del Cerro El Toro no queda más que un viscoso cascarón, el cual en cualquier momento va a hundirse enterrando así parte del corazón huamachuquino.  ahora, como vacío esta ya nuestro cerro ahora le toca el turno de asesinar a los cerros de Sitabamba, en Santiago de Chuco, a donde ya empiezan a emigrar los ambiciosos mineros fantasmales del Cerro el Toro, y , también, de Parcoy y Pataz con su terrorífica guadaña a destruir sus hermosos cerros hasta convertirlos en cascarones vacíos.

Triste realidad que se va dibujando poco a poco en nuestra región por la negligencia de nuestras autoridades regionales y provinciales que se rinden ante el seudo poder que tienen los dueños de los yacimientos mineros amparados algunos por amañadas concesiones y, otros, sin ellas. Hecho que siempre hemos reclamado y que, tercamente, hoy señalamos.

Se reconoce la importancia que tiene la minería para el desarrollo económico de nuestro país. Lo que es materia de condena es la zona y la forma en que se desarrolla esta actividad que no respeta para nada la fuente de vida como es el agua. Para los elementos inescrupulosos el oro es lo primero, no vacilando en contaminar y destruir la ecología, delitos que deben ser sancionados con todo el peso de la ley.

Las autoridades de todos los niveles de gobierno saben que la verdadera solución a este problema es el Ordenamiento Territorial  que defina las zonas de explotación minera y las zonas de explotación agrícola para que, de esta manera, ambas fuentes de riqueza se desarrollen armónicamente y contribuyan así al desarrollo de la economía nacional con absoluto respeto a la vida y bienestar de los pueblos.