Por una agricultura familiar que favorezca la soberanía y seguridad alimentaria en el Perú

“La iglesia agradece a todos aquellos que se ocupan de la defensa de la vida y del ambiente (…) está cercana a los campesinos que con amor generoso trabajan duramente la tierra para sacar, a veces en condiciones sumamente difíciles, el sustento para sus familias y aportar a todos, los frutos de la tierra” (DA. 472)

Las instituciones copartes de Misereor, reunidos en Otuzco, La Libertad, los días 07 y 08 de noviembre del 2016 en el encuentro “Soberanía alimentaria y agricultura familiar”, hemos reflexionado sobre la problemática e importancia de la agricultura familiar en el país, como base principal para la soberanía y seguridad alimentaria de nuestras poblaciones.

Y es que el 81% de los productores existentes en el Perú son pequeños agricultores que producen el 70% de los alimentos de la canasta familiar, y éstos son primordialmente agricultores familiares. Sólo el 7% del territorio nacional se dedica a ésta actividad fundamental para la vida, y para ello es necesario otorgar garantías para los territorios de las comunidades y familias campesinas y nativas, las que se ha perdido o debilitado con la normativa y políticas públicas impulsadas para favorecer el acceso a la tierra para la gran inversión nacional y extranjera, especialmente minera y extractiva en general.

Además, el cambio climático que afecta esencialmente a nuestras zonas rurales, hace prever que los recursos hídricos serán especialmente afectados respecto a su cantidad. Por ello es necesario incidir en la gestión integrada del agua, con especial atención a la protección de las cabeceras de cuenca y los ecosistemas frágiles generadores del recurso, y su manejo sostenible.

Asimismo, el otro problema es el de la calidad del agua que afecta fundamentalmente la salud de las personas y la seguridad alimentaria, ya que impacta en la producción y comercialización de alimentos, siendo los más perjudicados con ello, los pequeños agricultores y agricultores familiares, que no cuentan con apoyo real y efectivo del Estado a nivel local, regional y nacional.

La historia nos demuestra que el Perú es un país agrario, y es necesario aprovechar nuestros recursos naturales de manera más adecuada y sostenible, rechazando los transgénicos, impulsando la agricultura ecológica, favoreciendo el acceso a nuevos mercados evitando con ello los intermediarios y monopolios de hecho, revalorando los saberes ancestrales y complementándolos con la tecnología e innovación, entre otras acciones que favorezcan dicha actividad.

Para todo ello es necesario involucrar en dicha tarea al Estado, poblaciones, comunidades y sociedad civil, en una tarea conjunta y coordinada.

Finalmente, mostramos nuestra preocupación por la situación de conflictividad socio ambiental que se mantiene con el nuevo gobierno, especialmente respecto de la actividad minera y de hidrocarburos; y que recientemente ha generado dos nuevos fallecidos en la provincia cercana de Pataz-La Libertad, por las protestas en contra de la contaminación generada por la empresa minera Consorcio Minero Horizonte, y que se suma a lo acontecido en la zona del proyecto minero Las Bambas, donde podemos comprobar que el poder económico mediante convenios maneja las decisiones del Estado, lo que es un serio riesgo para las poblaciones afectadas y del entorno.

“Firmamos el presente con esperanza de un mundo mejor”

1. RED MUQUI – LIMA

2. AMAS – LA LIBERTAD

3. CEDEP – ANCASH

4. CENTRO LOYOLA – AYACUCHO

5. REDES – HUANCAYO

6. CEPROM – HUANCAYO

7. GRUFIDES – CAJAMARCA

8. DIOCESIS DE CHULUCANAS – PIURA

9. REDAD – PIURA

10. VIMA – JAEN

11. PASSDIH – HUANCAYO