8M: Defensoras y cuidadoras del agua frente al extractivismo y la coalición autoritaria

Por: Área Socioambiental de la Red Muqui

Ante la crisis política persistente y el anuncio de más expansión minera por el actual Gobierno a costa de los derechos humanos y ambientales, las condiciones de desventaja de las mujeres se acentúan cada vez más. Dado que en este mes se conmemora el Día Internacional de la Mujer (8M) y a la vez el Día Mundial del Agua (22M), nos preguntamos: ¿Cuáles son las perspectivas de las mujeres defensoras del agua? ¿Cuáles son los desafíos para ellas en el cuidado del agua y la vida? y ¿Cuáles son sus deseos y visiones a futuro?

Desde la Red Muqui consideramos necesario recoger los testimonios de mujeres defensoras que viven en contextos mineros, ya que son ellas quienes defienden y cuidan el agua y, por lo tanto, la vida. Al mismo tiempo, muchas veces enfrentan mayores desventajas por su condición de ser mujeres y, además, rurales e indígenas. A pesar de estas desigualdades interseccionales y la violencia que estas constituyen, es necesario resaltar su gran aporte al cuidado de la vida.

A continuación, se presentan los testimonios de dos mujeres dirigentas: la primera es Regina Mamani Flores, presidenta del Frente de Defensa de los Recursos Hídricos y Naturales de la Cuenca de Llallimayo del Distrito de Umachiri de la región de Puno. En la zona donde vive existen dos empresas mineras ubicadas en cabecera de cuenca y ambas ocasionan la contaminación de las fuentes de agua. La segunda mujer es Victoria Fernández Gamboa, presidenta de La Central Única Provincial de Rondas Campesinas de la Provincia Santiago de Chuco de La Libertad. A pesar de la distancia geográfica entre ellas, los desafíos en su lucha personal y política se convergen.

En la actual situación política ambas mujeres no se sienten representadas por el gobierno ilegítimo de Dina Boluarte y, al no sentirse representadas, carece la esperanza de tener el respaldo político en sus luchas por la defensa de sus cabeceras de cuenca, de sus fuentes de agua, de sus quebradas, sus riachuelos. Según Regina, la contaminación de estas fuentes de agua tienen varias consecuencias socioambientales y económicas:

“Las personas y animales consumen el agua, regamos nuestros pastos cultivados con el agua contaminada porque no tenemos otra fuente de agua limpia, por ende se nos está ocasionando daños a nuestra salud con metales pesados y enfermedades desconocidas, afecta a nuestros animales en su salud, disminución en su producción de leche, carne, quedando también tierras eriazas, causando la destrucción de la fauna y flora existente; todos estos problemas que ocasiona la gran minería afecta a nuestra economía familiar, unidad familiar, afecta la salud humana y animal, bajo rendimiento escolar de nuestros hijos, unión comunal, fragmentación del diálogo con las autoridades políticas, arraigo territorial, empatía y cuidado de la naturaleza, vulneración de nuestros derechos humanos a gozar de un ambiente saludable, derecho al agua, derecho a la protesta pacífica.”


En la defensa del medio ambiente en condiciones donde la coalición autoritaria gobierna el país y reina la impunidad, Victoria manifiesta lo siguiente:

“Ahora más que nunca con este gobierno que se ha dedicado específicamente a negociar con empresas privadas, empresas mineras, no le interesa la vida. [...] Yo por ejemplo pertenezco a un comité provincial de monitores ambientales que hacemos vigilancia ambiental. Podemos hacer nuestra parte: vamos, evaluamos la calidad de agua, tenemos el historial, pero igual a nosotros no nos creen, nosotros somos un obstáculo para ellos, pero hoy por hoy siempre tenemos que ser perseverantes porque nosotros defendemos prácticamente nuestras cabeceras de cuenca y vamos a continuar en eso defendiendo nuestras cabeceras de cuenca porque para nosotros defender el agua es defender la vida.”

En esta línea Regina resalta:
“Entre una mujer y el agua existe un vínculo genuino y fuerte, pues ambos somos fuentes de vida; somos nosotras las primeras víctimas del deterioro ambiental, pero también somos las protagonistas en la defensa, conservación y preservación del medio ambiente; somos nosotras quienes lideramos las luchas en defensa del agua y medio ambiente en contra de las mineras extractivas que contaminan nuestra Pachamama.”

Entonces, es evidente que las mujeres tienen una perspectiva única en cuanto a la importancia del cuidado y la defensa del agua, debido a que, por sus roles como madres y administradoras del hogar, son ellas las que sufren los mayores impactos negativos cuando se reduce la calidad o cantidad de agua en las comunidades.

Más aún, tanto Regina como Victoria constatan la ausencia de articulación y el respaldo político de las autoridades comunales, locales, provinciales, regionales y nacionales a las mujeres rurales indígenas cuando denuncian las afectaciones socioambientales que pueda tener la actividad minera en sus territorios. La mayoría de las veces no son escuchadas ni apoyadas, más bien sufren violencia e injusticia al cuidar el medio ambiente.

Más allá de los desafíos de las mujeres defensoras del agua, el deseo para el futuro de Victoria tiene una mirada bastante política:
“Vale la pena soñar: Al futuro [...] quisiéramos tener de repente un movimiento, una institución, un movimiento político, organizarnos un grupo de mujeres peruanas de todas las regiones donde específicamente defendamos la problemática de la mujer, tener mujeres independientes, mujeres empoderadas, mujeres que defiendan sus derechos de ella y de las demás.”

Para Regina como mujer indígena afectada por la actividad minera, a pesar de los desafíos prevalece la esperanza:
“Nosotras como mujeres, madres, seguimos y seguiremos en la lucha frente a todo acto que pretenda destruir nuestra madre tierra, estaremos de pie para proteger nuestras comunidades, territorios, agua, pues todos somos Fuente de vida. En mi zona nosotros conjuntamente con la población estamos en la búsqueda de que el Estado se haga cargo de la remediación de la Cuenca de Llallimayo, buscamos que se pueda construir una planta de tratamiento de aguas ácidas, para de alguna forma limpiar el agua.”

A partir de estas visiones políticas de las mujeres defensoras y acciones específicas como la remediación de las cuencas, estamos convencidos de que podemos construir una sociedad en la cual todas las mujeres vivan libres de todo tipo de discriminación, violencia, desigualdad y afectación a su salud y vida. En esta línea, desde la Red Muqui, a través de nuestras instituciones asociadas, acompañamos a organizaciones de mujeres en varias regiones del país en la construcción de agendas, las cuales recogen sus demandas y necesidades específicas para la incidencia política. Además, en escuelas de capacitación lideresas, dirigentas y voceras de comunidades y poblaciones afectadas por la minería fortalecen sus procesos de lucha y defensa de sus derechos individuales y colectivos. Y son mujeres como Victoria y Regina que habitan en territorios afectados por el extractivismo, y lideran con el ejemplo de resistencia y valentía. Queremos agradecerles a ellas por compartir sus testimonios con nosotr@s.

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