Gobierno y río Rímac: una batalla política que pone en riesgo el agua y la salud

Por: Áreas Legal y Socioambiental de la Red Muqui

En el último mensaje a la Nación, la señora Dina Boluarte hizo referencia a la recuperación definitiva del río Rímac. Este anuncio se materializó con la aprobación del Decreto Supremo N° 014-2025-MIDAGRI, que declara de interés nacional la recuperación completa del río Rímac, desde su nacimiento hasta su desembocadura en el Pacífico.

El decreto reconoce la condición extremadamente frágil en que se encuentra la cuenca del Rímac: “La cuenca del río Rímac se encuentra altamente contaminado y en un estado de vulnerabilidad, debido a los efectos acumulativos de la contaminación hídrica, la industria, la expansión urbana descontrolada, la minería y el cambio climático”. Sin embargo, dicho decreto aprobado es una medida enunciativa del gobierno central, alejada de la realidad y de acciones concretas, ya que no existe un plan de acción efectivo e integral para la recuperación del río Rímac, ni ha sido coordinado con los gobiernos locales ni con las poblaciones afectadas.

Además, la situación en la cuenca hidrográfica debe verse de forma integral, desde su nacimiento hasta su desembocadura. También hay que analizar el impacto de los pasivos ambientales mineros (PAM), especialmente en la zona alta, mientras que en la cuenca media y baja la contaminación proviene de otras industrias y residuos municipales.

Contaminación histórica de la cuenca alta

La contaminación de la cuenca del río Rímac data desde la época colonial hasta la actualidad. En 1934, la contaminación de la fundición de Tamboraque afectó a la población, ocasionando la muerte de un poblador de la comunidad de San Mateo por envenenamiento con arsénico. Este hecho desencadenó una protesta social masiva que terminó con otros cuatro pobladores muertos por la represión estatal. Desde entonces, la protesta social se ha extendido a los territorios vecinos, donde las actividades económicas, el estilo de vida y, sobre todo, la salud de la población y el ambiente se han visto afectados. En 2016, la movilización se consolidó en la Plataforma para la Defensa y Promoción del Medio Ambiente de la Cuenca Alta del Río Rímac (CARRIMAC), organización que continúa visibilizando la problemática y exigiendo la atención inmediata de la problemática del río Rímac. A ello se suman las protestas y movilizaciones promovidas por el Frente de Defensa del Agua, que integra aportes de diversos movimientos ambientalistas y ciudadanos de Lima y Callao preocupados por el estado actual del río.

Actualmente, se han identificado 386 PAM en la parte alta de la cuenca del río Rímac. En 2023 se analizaron la calidad del agua y los sedimentos en las zonas de Chinchán, Tamboraque y Pacococha-Millontigo. En estos puntos, la presencia de metales pesados como plomo, cadmio, aluminio y arsénico supera ampliamente los estándares de calidad ambiental (ECA agua - DS 004-2017-MINAM) y las normativas canadienses para sedimentos (ISGQ y PEL).

Acciones de la Municipalidad de Huarochirí

Debido a la alarmante situación de contaminación y el riesgo de empeorar en la cuenca alta, así como la presencia de PAM, la Municipalidad de Huarochirí emitió en junio de 2024 la Ordenanza Nro. 016-2024-CM/MPH-M. Esta ordenanza crea la Mancomunidad Municipal de la Cuenca del Río Rímac, cuyos principales objetivos son:

  • Prestación de servicios y gestión para la tramitación y ejecución de proyectos de inversión en gestión de riesgos;
  • Gestión para la tramitación y ejecución de proyectos de infraestructura vial;
  • Gestión para el desarrollo y ejecución de proyectos de infraestructura hídrica;
  • Prestación de servicios y gestión de proyectos y seguridad urbana.

En este sentido, la mancomunidad tiene como finalidad ejecutar o monitorear proyectos de gestión de riesgos y construcción de infraestructura, trabajando en conjunto con instituciones del sector público y privado y facilitando la participación ciudadana en los espacios de consulta. Pero el gobierno local no tiene competencia para la gestión y remediación de pasivos ambientales mineros, que son uno de los riesgos más graves en la zona. Esa responsabilidad recae en instancias nacionales, que deben coordinar para enfrentar ese problema.

Flexibilización ambiental de la ANA

En 2024, el gobierno de Dina Boluarte anunció la reestructuración de la Autoridad Nacional del Agua (ANA) mediante el Decreto Supremo N°013-2024-MIDAGRI. En el informe de reestructuración de este órgano clave para la gestión del agua se plantean medidas que buscan simplificar procesos administrativos como el otorgamiento de permisos para el vertido de aguas residuales. Este punto ha sido uno de los problemas que se ha evidenciado en el verano de este año, cuando el río Rímac se tiño de color rojo, debido al vertimento de aguas residuales de industrias textiles a través del colector Cerro Candela, administrado por SEDAPAL. Por ello, las medidas de recuperación del río anunciadas en el último mensaje a la Nación son solo un discurso sin sustento, ya que la verdadera orientación del gobierno es flexibilizar la gestión ambiental y la protección de los recursos hídricos.

Acciones necesarias

Como afirmó José Musayón, actual jefe de la ANA, se prevé que la restauración completa del río Rímac requiera 10 años de trabajo, con un enfoque dual que invierte en la recuperación del río y su valorización turística, pero sin abordar de manera explícita el problema de la contaminación minera.                

Como acciones inmediatas necesarias el gobierno debería declarar el Estado de Emergencia Ambiental de la cuenca del Rímac y fortalecer la remediación de los pasivos ambientales mineros de la zona, esto está a cargo del Ministerio de Energía y Minas. Estas acciones deben incluir la evaluación ambiental rigurosa de proyectos mineros que van a ampliar el impacto ambiental en la zona, especialmente el proyecto Ariana que amenaza el sistema Marcapomacocha. Es importante, además, que el Estado reconozca la vigilancia y monitoreo ambiental comunitario del agua,  ya que las comunidades son la primera línea para identificar la contaminación en ríos y territorios.

Por otra parte, deben realizarse análisis de metales pesados en el cuerpo humano de la población ubicada en las partes altas, medias y bajas de la cuenca del Rímac, incluyendo sectores de Lima y Callao. Además, es fundamental fortalecer el sistema de vigilancia sanitaria del agua debido al alto riesgo para la salud por la presencia de arsénico, cadmio, plomo y otros metales pesados en el agua.

Desde la Red Muqui, creemos importante no limitar la discusión sobre la conservación y rehabilitación del Río Rímac a un ejercicio puramente declarativo, sino proponer acciones efectivas en coordinación con los gobiernos locales y comunidades que pongan en el centro la salud humana y la planificación a largo plazo de nuestros recursos hídricos.

Foto: Composición/Red Muqui

18 agosto, 2025

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