Cajamarca, La Libertad y Cusco compartieron experiencias de monitoreo ambiental en Semana de Vigilancia Indígena

RED MUQUI participó en la Semana Internacional de la Vigilancia Indígena, aportando sus, experiencias de éxito en monitoreo ambiental que se lleva a cabo en la sierra de nuestro país.

Durante el evento se presentaron los trabajos que se realizan con las comunidades andinas de La Libertad, Cajamarca y Cusco, quienes vienen monitoreando la calidad del agua de los ríos debido a la presencia de minería y el alto riesgo de contaminación que representan.

Las experiencias presentadas por Asociación Marianista de Acción Social (AMAS), el Grupo de Formación e Intervención para el Desarrollo Sostenible (GRUFIDES), y Derechos Humanos Sin Fronteras (DHSF), coincidieron en la importancia de contar con una ley –política pública- que reconozca el trabajo que realizan las comunidades para preservar los recursos naturales.

Experiencia AMAS

La institución de miembro de RED MUQUI con mayor experiencia en impartición de monitoreo ambiental independiente es AMAS. Fue conformada en el año 2003 a raíz de la preocupación que causó la presencia de la empresa minera Barrick-Misqichilca en tres cabeceras de cuenca de la región de La Libertad.

Ronal Gabriel, técnico especializado en monitoreo de agua, afirmó que desde ese momento se ha venido implementando todo un proceso de capacitación y empoderamiento de los pobladores quienes vigilan tres cuencas en zona de influencia minera de las provincias de Otuzco, Sánchez Carrión-Huamachuco, y Santiago de Chuco (La Libertad).

“Los pobladores han trabajado en minería y conocen su alto nivel de contaminación. Ante ello, se acercan a sus autoridades locales a solicitar información, y al no obtener respuesta recurre a la iglesia a la consideran una institución confiable”, relató.

Como parte del acompañamiento en el fortalecimiento de capacidades, AMAS realiza talleres formativos, trabajos de campo, y tras la información recolectada se elaboran informes que son presentados a la sociedad civil y entidades del Estado. También recordó que AMAS comenzó a realizar un monitoreo de base antes del comienzo de las operaciones del proyecto minero. Ello ayuda a controlar la calidad de agua anualmente.

La base de la impartición del monitoreo ambiental y participativo, es el taller de derechos humanos y democracia. "Lo importante de ello, es empoderar a los dirigentes, a los campesinos, a los comuneros para que defiendan sus derechos y decidan el tipo de desarrollo que necesitan desde las cabeceras de cuenca", indicó durante su exposición ante varios monitores indígenas.

Además, Gabriel indicó que AMAS imparte un taller de percepción ambiental que implica la visita de la zona de influencia de la gran minería, y el de “Formación de monitores de agua y de biota”, donde aprenden los multiparámetros del agua y georeferenciación.

Con estos equipos se obtienen resultados de la calidad de agua que son comparados con los estándares de calidad, por los mismos campesinos. De estos resultados ellos elaboran informes anuales.

“Hemos exigido al MINAM para que se nos reconozcan los resultados de los monitoreos ambientales de la calidad del agua. En la salida de campo, los dirigentes capacitados son capaces de acompañar la labor de un técnico proveniente de un laboratorio certificado”, aseveró.

Precisamente en el 2008, en convenio con la Universidad Nacional de Trujillo, AMAS implementa otro tipo de monitoreo con macroinvertebrados, que no está legislado en el país. Además, en complementario a los procesos físicoquímicos.

“Estamos desarrollando un protocolo en la zona norte con la Universidad Nacional de Trujillo. Este método con bichitos, no es costoso y es fácil de identificar por los pobladores”, anotó.

Ronal Gabriel aclaró que el monitoreo comunitario, no es necesariamente es independiente; ya que las empresas mineras y el Estado realizan monitoreos participativos con la comunidad. No obstante, el monitoreo que coordina AMAS es independiente e inopinado, y ello lo determinan las propias comunidades. “De esta manera han podido encontrar indicadores claros de contaminación”, aclaró.

“A la fecha tenemos 30 comités de vigilancia organizados en la sierra, a nivel nacional. Creemos que el proyecto de ley ayudaría a las comunidades indígenas como indicadores de alerta temprana. Además, sería bueno que una normativa también reconozca los informes que elaboran las comunidades y la Sociedad Civil, ya que poseen sustento científico”, solicitó.

Experiencia GRUFIDES

A su turno, Mirtha Villanueva, coordinadora de vigilancia y monitoreo ambiental de Grufides, comentó que a raíz de las protestas contra el proyecto minero Conga, la población se organizó y comprendió la importancia de la vigilancia ambiental.

“Tomando en cuenta que el 40% del territorio de Cajamarca está concesionado a la minería. Las mujeres de la ciudad comenzaron a capacitarte y luego replicaron sus conocimientos en comunidades rurales. El impacto de escuchar a otro campesino enseñando sobre monitoreo, es mucho mayor”, puntualizó.

En este año de experiencia hemos logrado que siete organizaciones de base de comunidades afectadas por minería, ya cuenten con información y capacidades para que puedan vigilar sus ríos, a través del estudio de macroinvertebrados.

“Ahora un vigilante ambiental habla del PH del agua, y conoce los seres que habitan en los ríos. Producto de este trabajo práctico, los mismos campesinos elaboran una guía de facilitación, así como una caja de herramientas”, expuso como experiencia.

Manifestó que gracias a la RED MUQUI y a los compañeros de AMAS, se han realizado encuentros de monitores, con el fin de establecer redes de vigilantes ambientales. De esta manera se puede hacer incidencia en las autoridades.

"Los comités de vigilancia se convierten en organizaciones que pueden tratar otros temas ambientales de la localidad. El ambiente está integrado a la salud y a la educación", precisó.

Mirtha Villanueva dijo que el reconocimiento de los comités de vigilancia ambiental, parte de los gobiernos locales y regionales, a través de sus comisiones ambientales. En el caso de Cajamarca ha sido así, los siete comités de vigilancia ambiental se han formado junto con las municipalidades. “El reto es establecer línea de base en ríos que no estén contaminados”, resaltó.

Experiencia DHSF

Fredy Choquemallco recordó que DHSF acompaña en materia legal, ambiental e incidencia a las poblaciones del Cusco. Refirió que la experiencia de monitoreo y vigilancia se ha venido desarrollando en Espinar, una de las provincias más altas en donde la empresa Glencore ha asentado el proyecto Tintaya-Antapaccay en la cuenca Cañipía, desde el año 2012.

Entre los demás problemas de contaminación del lugar está el pase de 800 camiones que generan material particulado que afectan a comunidades, pastizales y animales; derrames en los ríos, de los cuales han sido cinco identificados por el OEFA, entre el 2015 y 2016.

En medio de esta situación, SENASA, OEFA y ANA han venido insistiendo en que la contaminación se da manera "natural" ya que la zona es mineralizada con metales pesados, y la muerte de los animales se debe a que los comuneros “no saben hacerse cargo”.

Es así que las nueve comunidades que habitan a lo largo de la cuenca Cañipía decidieron organizarse. Con el acompañamiento de DHSF, conformaron sus comités ambientales en asamblea comunal.

“Como organización de la Sociedad Civil visitamos a las comunidades, facilitamos capacitaciones, nos juntamos a debatir y a buscar soluciones a los problemas ambientales de la zona. Ahora también participan los institutos, colegios y universidades”, anotó el ingeniero de DHSF.

Durante su presentación explicó que, al capacitarse, las comunidades se fortalecen y ganan seguridad cuando manejan las herramientas de monitoreo especializado.

“Manejar los instrumentos no es tan difícil. Un kit de monitoreo portátil usa reactivos, y los equipos multiparámetros se basan en temperatura, PH, alcalinidad, nitidez y el nivel del caudal. Luego que se recogen los datos, se analizan en cuadros estadísticos y se toman decisiones de incidencia”, detalló.

Como parte del resultado de trabajo que DHSF realiza desde el año 2013, Fredy Choquemallco indicó que la cuenca Cañipira cuenta con una red de monitoreo, dividida en ocho puntos: la parte alta donde se encuentra el proyecto minero Antapaccay, la media y la baja. Finalmente añadió que las comunidades han elaborado un inventario de recursos hídricos como parte del trabajo de campo.

DATO:

Del 24 al 26 de octubre se desarrolló la  SEMANA DE LA VIGILANCIA INDÍGENA, jornada en la que se presentaron aprendizajes y avances sobre las tareas de vigilancia que vienen desarrollando y que se evidencian como una solución frente a emergencias ambientales como las vividas en los últimos años en el país.

Fotos: DHSF / Comunicaciones RED MUQUI

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