Retos y desafíos de la Convención Constituyente en Chile

Desde Red Muqui solicitamos a César Padilla, coordinador del Observatorio de Conflictos Mineros de América Latina (OCMAL), que escriba sobre lo que está pasando actualmente en Chile y cómo se originó el proceso constituyente actual, a raíz que en nuestro país, Perú, el debate sobre la necesidad de una nueva Constitución también se está iniciando debido a los vientos de cambio que suenan con la victoria política electoral de Pedro Castillo.

Artículo de César Padilla de OCMAL.

El 4 de julio del presente año se instaló la Convención Constitucional en Chile. La primera medida fue la elección de la presidencia que quedó en manos de la activista Mapuche Elisa Loncón.

Antecedentes  

Debemos recordar que el proceso constituyente en Chile surge a raíz de la rebelión que inicia el 18 de octubre de 2019, día en que la ciudadanía se suma a semanas de manifestaciones de estudiantes de enseñanza media, especialmente en las estaciones del metro del centro de Santiago.

Luego de semanas de intensas movilizaciones y ante la debilidad de un tambaleante gobierno cuya única respuesta fue la represión, sectores de la derecha con apoyo de la centroizquierda y progresistas del Frente Amplio firmaron el 15 de noviembre un "Acuerdo por la Paz y una nueva Constitución".[1]

El proceso de cambio

Para materializar el proceso constituyente se realizó una reforma constitucional[2] que abrió el camino a la realización de una “Convención Constitucional” con una serie de reglas y normas aportadas por las bancadas parlamentarias y que luego fueron criticadas por diversos sectores de las organizaciones sociales, como por ejemplo la necesidad de aprobación del reglamento y artículos por un mínimo de dos tercios.

Algunos logros obtenidos en el camino son, por un lado, la paridad de género (ausente en el acuerdo inicial) y la elección de una presidenta mujer, elegida dentro de los 17 escaños reservados para pueblos originarios, y proveniente del pueblo Mapuche.

Un logro ciudadano importante también del proceso social fue la composición de la Convención Constitucional. La mayoría electa en votación popular, está compuesta por independientes y ninguna fracción política dispone del tercio necesario para vetar aspecto alguno que sea votado en dicho espacio.

Las luchas estratégicas

En este escenario y de cara a sortear las trabas y limitaciones impuestas desde el origen del proceso para elaborar una nueva constitución, surgen algunos reconocimientos tácitos avanzados hasta la fecha: será un proceso participativo, pues la mayoría de las y los convencionales tienen la convicción de que se trata de un proceso de participación amplia, para lo que están diseñando los mecanismos para escuchar las diversas voces provenientes de los territorios.

La participación de las mujeres tendrá no solo reconocimiento sino un estatus especial para combatir una sociedad patriarcal y excluyente. El reconocimiento a los pueblos originarios, expresado además en la elección de Elisa Loncón como presidenta de la convención cruzará el proceso de la nueva constitución.  La necesidad de garantizar las condiciones ecológicas, con el agua como protagonista de los conflictos frente al extractivismo, tensionará las discusiones sobre las bases de la sociedad, la economía, la naturaleza, los animales, los territorios y la forma de garantizar un mejor futuro para niñas, niños y generaciones venideras. La recuperación soberana y social de los bienes comunes están también bajo el foco de atención de la ciudadanía.

El respeto a la diversidad, los derechos de los diferentes grupos que conforman la sociedad estarán de seguro presentes en la nueva constitución, así como derechos universales a la salud, la educación, vivienda, pensiones dignas, participación democrática en las decisiones políticas que afectan a la sociedad en su conjunto.

El origen de los cambios

Y, tal vez, lo más importante de este proceso, es que surgió desde las movilizaciones de las organizaciones sociales, acompañadas por el sentir de una gran mayoría de la población cansada de los abusos, del sistema político de elites, de la exclusión, de la pobreza y la marginación. Estas organizaciones que gozan del apoyo de la población, debieron pausar las movilizaciones por la crisis sanitaria, pero siguen vivas y continúan mostrando su capacidad de exigir justicia y dignidad.

En el medio de las discusiones se ubica la situación de las casi 3.900 personas condenadas por actos relacionados con la rebelión social, cuyo eventual indulto, ya en discusión en el parlamento, volvió al debate con la instalación de la Convención Constitucional.

Quedan aún temas pendientes como reparación a las víctimas de la violencia policial a partir del 18 de octubre de 2019, la reforma policial y militar, especialmente a la rama uniformada y militarizada desde la dictadura de Pinochet.

Con todo, la esperanza sigue alumbrando el camino y, la sociedad chilena, harta de los abusos de los más de 40 años, sigue dando lecciones de voluntad para lograr la tan anhelada justicia y dignidad.

[1]https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=documentos/10221.1/76280/1/Acuerdo_por_la_Paz.pdf

[2]     https://www.senado.cl/capitulo-xv-reforma-de-la-constitucion-y-del-procedimiento-para/senado/2012-01-16/110209.html

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