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Las comunidades y poblaciones que se encuentran impactadas por las operaciones de la empresa minera Antamina y que se ubican tanto alrededor de la explotación de los minerales en el distrito de San Marcos, provincia de Huari, como en las cercanías de la terminal del mineroducto donde se descargan los concentrados en Puerto Huarmey, en la provincia de Huarmey en Ancash, se están organizando y preparan diferentes medidas para rechazar la ampliación en el tiempo de explotación y en el volumen de extracción de minerales que la empresa está autorizada de realizar. Consecuencia de la aprobación otorgada por el Servicio Nacional de Certificación Ambiental para las Inversiones Sostenibles (Senace) a la solicitud de Modificatoria del Estudio de Impacto Ambiental (MEIA) que había presentado la empresa en 2022.

De tal manera, que en las semanas pasadas dirigentes y representantes de San Marcos y otros distritos de la provincia de Huari en Ancash y de las poblaciones de Puerto y ciudad de Huarmey han establecido una alianza de los territorios que son área de influencia, esencialmente por la contaminación y otros impactos ambientales y a la salud que genera Antamina. Así lo ha dado a conocer la directora del instituto Natura, María Elena Foronda en entrevista con Red Muqui.

Uno de los primeros pasos de esta unión consiste en presentar acciones legales para impugnar el proceso de aprobación del MEIA, ya que las comunidades campesinas no participaron de procesos de consulta previa, libre e informada como es su derecho por mandato legal.

Es el caso de la comunidad campesina de Huaripampa, ubicada en el distrito de San Marcos, que ha expresado su rotundo rechazo a la aprobación del MEIA de la empresa minera. Su presidente, Darwin Ariza Brioso, denunció al medio Huaraz Noticias que Antamina no tuvo la voluntad de socializar la MEIA con la comunidad, como lo exige la ley. “Nos enteramos de la aprobación del estudio por la prensa”, declaró el dirigente.

La comunidad teme que la expansión de las operaciones de Antamina genere una mayor contaminación ambiental en la zona. “Huaripampa colinda con la minera por más de 13 kilómetros, donde se encuentra su relave minero, el cual seguramente será ampliado”, mencionó Ariza. “Esto pone en riesgo la salud de nuestra población y el medio ambiente”, agregó.

MEIA observada con serios fundamentos técnicos

La propia Municipalidad Distrital de San Marcos en Ancash le hizo llegar al Senace, ente estatal encargado de la aprobación de la modificatoria, múltiples y graves observaciones al estudio que presentó la empresa. Observaciones basadas en un estudio que realizó la Red Muqui y fueron dadas a conocer en septiembre de 2022. Este contiene una serie de advertencias sobre esta modificatoria, que deja incontables cuestiones sin respuesta y que tienen que ver con temas tan sensibles como deficientes o inexistentes estudios hidrológicos e hidrogeológicos.

Entre las observaciones compartidas con Senace, los especialistas del área socioambiental de la organización de defensa de derechos humanos concluyen que el estudio hidrogeológico realizado por la empresa minera Antamina es insuficiente y hasta inconsistente. Esto porque no se profundiza en los verdaderos impactos que se producirían sobre las aguas superficiales y subterráneas por la eventual perturbación de flujos de agua en calidad y cantidad; es decir, por contaminación o por uso para sus operaciones mineras.

A propósito de contaminación destacan los diversos informes, realizadas por la Dirección General de Salud Ambiental (DIGESA), Autoridad Nacional del Agua (ANA) y el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA), que coinciden en los hallazgos de metales pesados que superan los estándares de calidad ambiental en los principales cuerpos de agua superficial (Laguna de Pajuscocha, río Carash, río Juprog, el río Mosna y otros). Son precisamente los derrames de sedimentos mineros, la emisión de partículas, el vertimiento de aguas industriales entre otros proveniente de las operaciones mineras las probables causas que ponen en riesgo la salud de la población, de los animales y los cultivos.

Impactos perniciosos que no solo han experimentado las comunidades en el radio de operaciones de la extracción de los minerales, sino en forma severa también la población de Huarmey y el puerto del mismo nombre, donde termina el mineroducto que transporta cobre y otros metales de sus yacimientos en Yanacancha ubicados a 304 kilómetros en la cordillera de Ancash. Denuncian que desde que se instaló el terminal del ducto en Puerto Punta de Lobitos, hasta hace 22 años, la mejor zona de captura de peces, aparecieron numerosos casos de cáncer en la población que se encuentran claramente por sobre la media nacional.

En noviembre pasado una delegación del distrito estuvo en Lima para denunciar los casos de varias docenas de personas, la mayoría niños, cuyos exámenes de sangre y de orina han arrojado valores de plomo y arsénico de hasta 30 veces por encima de los máximos considerados permisibles por el Ministerio de Salud (Minsa). Pendiente de otros estudios está probar la causalidad de la presencia inusualmente alta de estos metales pesados y la actividad minera.

Antecedentes graves y proyecciones preocupantes

De lo que sí hay evidencia es una larga lista de perjuicios que han ocurrido desde que se instaló en 2002 la que es considerada una de las mayores explotaciones de cobre y zinc del mundo y que con la aprobación que le ha otorgado Senace extiende el plazo de explotación, previsto hasta 2028 según los planes previos, hasta 2036 y que le permite el incremento en la producción de cobre desde los actuales 175 mil toneladas a 208 mil toneladas a partir de 2028.

Volviendo a la MEIA, los expertos de Muqui sostienen que, desde una visión ecosistémica e integral, sus autores (Antamina) deberían reconocer que el referido incremento de las operaciones transformará de manera significativa e irreversible la cabecera de cuenca, que harían desaparecer varias lagunas y ecosistemas frágiles y fragmentarían los restantes de tal manera que los procesos, funciones, interacciones y servicios ambientales serían afectados de manera irreversible. Sin mencionar que, la Modificatoria del Estudio de Impacto Ambiental no ha considerado los impactos futuros del cambio climático en la disponibilidad de los recursos hídricos.

Son todos antecedentes que la alianza de comunidades y poblaciones afectadas por esta empresa minera, desean compartir con los copropietarios de esta empresa, específicamente el consorcio Glencore, el tercer mayor conglomerado minero a nivel global y dueño del 30 por ciento de las acciones de Antamina. Quieren alertar ante la opinión pública en los apacibles parajes alpinos en Suiza, donde se ubica su sede central y aprovechar de reunirse con diversas relatorías de Naciones Unidas, entre ellas aquella instancia de la ONU dedicada a los derechos humanos al agua potable y al saneamiento.

Por ello, actualmente se encuentran en campaña para poder reunir los fondos y poder enviar a representantes de las comunidades a Ginebra. Esperan que a nivel internacional haya mayor comprensión y empatía con los daños causados por esta empresa, algo que al parecer al Estado peruano y sus organismos de fiscalización como Senace ha dejado hasta ahora indiferente.

Amenazas, estigmatización, criminalización y ataques, son los constantes problemas que sufren las personas que defienden los derechos humanos, la tierra y el medio ambiente en América Latina, y el Perú no está exento de ello. Dada la crisis climática se ha tomado conciencia de la importancia de generar medidas que contribuyan a la protección del medio ambiente, pero aún no se reconoce la importancia de la labor que realizan las y los defensores y los riesgos que enfrentan.

A pesar de los avances positivos en cuanto a la creación de medidas normativas para la protección de las personas defensoras, como el diseño de un nuevo Mecanismo Intersectorial para la Protección de las Personas Defensoras de Derechos Humanos; las medidas de protección siguen siendo insuficientes, lo cual contribuye a que el Perú siga siendo considerado uno de los países más peligrosos de América Latina para la defensa de la tierra y medio ambiente. Un país en el cual, en la última década, 220 personas defensoras fueron asesinadas. Por esa razón, es primordial generar espacios de discusión que contribuyan a generar medidas que garanticen la protección de los derechos de las personas defensoras y que contribuyan a que su labor se desarrolle sin ningún riesgo.

Por estos motivos, les invitamos a participar este miércoles 15 de setiembre a las 11am del foro: “Protección de defensores/as de la tierra, el territorio y el medio ambiente: Recomendaciones para Perú”, organizado por la Red Muqui, Derechos Humanos Sin Fronteras; FEDEPAZ; Peru Support Group; y CAFOD. El foro contará con la participación de Mary Lawlor, Relatora Especial de la ONU sobre la situación de personas defensoras de derechos humanos, Vincent Ringenberg, Encargado de Negocios de la Unión Europea en Perú, Kate Harrisson, Embajadora del Reino Unido en el Perú, además de representantes del Congreso y el Ministerio de Justicia, y defensores/as de derechos.

El foro discutirá sobre las principales tendencias y factores estructurales que permiten el aumento de la vulnerabilidad y riesgos de las personas defensoras en el Perú. Además, se socializarán hallazgos del informe regional de CAFOD: “Proteger Nuestra Casa Común y recomendaciones para apoyar el trabajo de las y los defensores en el Perú, discutiendo casos emblemáticos con los propios defensores de DDHH de Espinar, Valle de Tambo y de la comunidad Awajún, para así generar aprendizajes para la protección y la generación de un entorno seguro para el trabajo de aquellas personas en general que defienden la tierra y nuestra casa común.

El foro será transmitido a través de nuestras redes sociales y de Wayka.

Se usa la fuerza policial contra población civil en zonas de conflicto socio ambientales y existen convenios que entre la policía nacional peruana y empresas mineras, así lo sustentaron organizaciones civiles ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en Estados Unidos. La Audiencia se realizó este lunes 1 de octubre en EE.UU. La Comisión Interamericana cuestionó estos convenios y fue enfática al señalar el conflicto de intereses en estas acciones.

Organizaciones como la Red Muqui, Derechos Humanos sin Fronteras, la Fundación para el Debido Proceso (DPLF); la Fundación Ecuménica para el Desarrollo y la Paz (FEDEPAZ); GRUFIDES presentaron información ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) sobre el uso irregular de las fuerzas policiales en el Perú con el fin de proteger los intereses de empresas privadas dedicadas a la exploración y explotación de recursos naturales.

En el documento de solicitud de la audiencia se afirma que “dicho patrón viene consolidándose en desmedro de los derechos fundamentales de personas y comunidades ubicadas en la zona de influencia de los proyectos de inversión”. Un ejemplo claro de ello, sería el uso de fuerzas policiales para desalojo de pobladores en Las Bambas, donde las organizaciones han reportado varios atropellos y violencia hacia poblaciones vulnerables.

Existen 23 convenios entre la policía y empresas extractivas, así lo reconoció el Procurador del Estado peruano, Carlos Reaño Balazero Afirmó a la Comisión Interamericana que se establece convenios con empresas mineras dentro de un marco normativo, respetando a los derechos humanos. También, aseveró que el Ministerio del Interior (MININTER) por resolución aprueba los convenios y que no hay relación de subrogación de los policías a las empresas, el pago se realiza al MININTER. “Esta actividad no limita cumplir con sus funciones a la policía”, aseguró. Sin embargo, las organizaciones sociales mostraron en su informe que la realidad es otra.

Jaime Borda, director de Derechos Humanos Sin Fronteras, declaró que en el Sur del Perú, en la zona del Corredor minero entre Cusco y Apurímac existe uso de la fuerza indebida. Así, hasta el día de hoy esta zona de encuentra en Estado de Emergencia, anulando derechos fundamentales como la libertad de reunión. También afirmó que existe una persecución sistemática hacia líderes sociales, dirigentes y organizaciones de derechos humanos en la zona.

Por su parte, el Comisionado de CIDH, Joel Hernández, aseveró que “no queda claro el contenido del convenio. En que consiste la obligación a cargo de la policía nacional, cuál es la retribución que recibe la policía nacional por brindar ese servicio”. Fue enfático al señalar que “en otros países hay asociaciones de derecho privado y no se entra en conflicto de tener que distraer a la policía nacional de sus tareas”. Aseguró que en la práctica, quien dirige es la empresa privada.

El representante del Estado peruano respondió que el objetivo del convenio es mejorar los servicios en la zona de influencia del proyecto minero, para preservar el orden interno, orden público y seguridad ciudadana y pidió disculpas por los fallecidos durante los conflictos sociales. Sin embargo, ratificó que el uso de la fuerza se hace dentro del marco constitucional.

En el informe presentado ante la Comisión, las organizaciones sustentaron la desnaturalización de la función constitucional y de la actuación de la Policía Nacional y de las Fuerzas Armadas y, el pago irregular de dinero por parte de empresas mineras a la Policía Nacional por servicios de seguridad privada, así como la ausencia de fiscalización y control, por parte del Ministerio Público, de los convenios firmados entre tales empresas y el Ministerio del Interior.

El caso del sur andino peruano (Regiones del Cusco y Apurímac), el informe presentando ante la Corte, demuestra el patrón en torno a los pagos irregulares que empresas mineras han realizado a la Policía Nacional del Perú. Así entre los años 2010 al 2014 la retribución económica de las que fueron beneficiarias las fuerzas policiales por parte de las empresas mineras Quechua, Las Bambas, Hudbay y Tintaya fluctúa entre montos muy semejantes; además se debe precisar que en el caso de la minera las Bambas y Hudbay la retribución económica se extendía a los oficiales superiores que se encontraban a cargo del convenio; entiéndase a éstos como los que firmaban el convenio o se les designaba alguna labor respecto al convenio sin que se encuentre en el destacamento minero

Los montos que los convenios contemplan pueden verse en el siguiente cuadro:

Minera Quechua Minera Las Bambas Minera Hudbay Minera Tintaya
Jefe de destacamento 100.00 soles por día 110.00 soles por día 110.00 soles por día 110.00 soles por día
Efectivo policial 80.00 soles por día 100.00 soles por día 100.00 soles por día 100.00 soles por día
Oficiales superiores supervisores del convenio o a cargo el convenio 110.00 soles por día 110.00 soles por día

Javier Jahncke, secretario ejecutivo de de Red Muqui, afirma que estos convenios y pagos irregulares que se dan entre la Policía y las empresas vulneran la Convención interamericana de Derechos Humanos, más allá de que en el Perú sean legales. Así nada garantiza la protección de  los derechos de  las personas en zonas de conflictos sociales. Comisionado de CIDH, Joel Hernández, finalmente, hizo mención que a pesar de que la policía actué en tiempo libre, como señaló el procurador se trata de agentes del estado que representan al país, y se sujetan a normas del país e internacionales.

Informe Militarización de I… by on Scribd