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Foto: El Comercio

Monseñor Barreto, declarado Cardenal el pasado 28 de junio, impulsó la implementación de la Encíclica papal Laudato Sí en el Perú.

Pedro Barreto, un obispo que hizo la mayor parte de su trabajo en Huancayo y en la Amazonía, conocido por su compromiso social y ambiental. Fue declarado Cardenal el 28 de junio en el Vaticano por el Papa Francisco. Como se ha dado a conocer en los medios, Barreto tiene una trayectoria de defensa de la tierra y ha denunciado los problemas ambientales ocasionados por la minería en La Oroya. Fue, también, impulsor de la implementación de la encíclica Laudato Si en el Perú. Hay religiosos que como él no dudan en comprometerse con las luchas justas y acompañar a los más afectados.

Barreto participó en el proceso de la elaboración de la carta pastoral que fue publicada en enero del 2018 por los obispos del CELAM de Latinoamérica y que sienta las bases para la implementación de Laudato Sí en América Latina. Formó parte de DEJUSOL (Departamento de Justicia y Solidaridad – Consejo Episcopal Latinoamericano) entre el 2011-2015. El 19 de marzo del 2015 el CELAM, a través del DEJUSOL, participó en una audiencia ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

Ese año, DEJUSOL denunció en audiencia pública ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA, la constante violación de los derechos humanos de las poblaciones autóctonas de la Pan-Amazonía. advirtió que “los denominados conflictos socio-ambientales no solo han sido fuente de inestabilidad social en los países de la región, sino que también han vulnerado los derechos de las personas y se ha favorecido a la inversión privada en desmedro de estos, a lo que hay que sumar los casos de corrupción que esto acarrea”.

Lo que sigue es la desgravación de la intervención de Mons. Barreto ante la CIDH, donde da testimonio sobre la problemática del extractivismo en el país:

(…) «Nuestro propósito en esta audiencia es testimoniar la angustia y el sufrimiento de muchos hermanos y hermanas por las consecuencias de una devastadora y cada vez más amenazante actividad extractiva sin rostro humano y sin ética.

El papa Francisco afirma que, si bien «el orden justo de la sociedad y del Estado es una tarea principal de la política, la Iglesia no puede ni debe quedarse al margen en la lucha por la justicia». (EG 183)

Somos testigos cercanos de enfermedades graves que han sufrido y sufren las poblaciones campesinas e indígenas a causa de los humos tóxicos de la fundición de La Oroya en el Perú, por ejemplo, y la destrucción ambiental del aire, agua, suelos que afectan a toda la región. Ellos son una fuente destructiva del tejido social, de vulneración del derecho de las personas y de una creciente y angustiante conflictividad social.

A esto se añade la criminalización de la protesta y en ocasiones se da una inadecuada o excesiva respuesta estatal.

(…) dispongamos hacer instrumentos de paz y de responsabilidad compartida para ejercer nuestros deberes y servir al bien común de la sociedad con el respeto irrestricto de los derechos de las personas y los bienes de la creación.»

Han pasado 3 años desde que el Cardenal Barreto dio este discurso ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos y la situación no ha cambiado mucho para el Perú. Solo este año, la Defensoría del Pueblo informó que existen alrededor de 169 conflictos socio ambientales latentes. Datos del Instituto Nacional de Estadística (INEI) señalan que regiones como Cajamarca, Huancavelica y Apurímac figuran entre las más pobres, a pesar de tener como una de sus principales actividades la minería.

“La tierra de los pobres del Sur es rica y poco contaminada, pero el acceso a la propiedad de los bienes y recursos para satisfacer sus necesidades vitales les está vedado por un sistema de relaciones comerciales y de propiedad estructuralmente perverso”. Estas palabras, recogidas de la encíclica Laudato Si y no de El Capital de Carlos Marx, fueron escritas y suscritas por el papa Francisco. Y por si no había quedado clara la idea, más adelante sostiene de forma rotunda y concluyente: “el mercado por sí mismo no garantiza el desarrollo humano integral ni la inclusión social” (p.86).

Jorge Mario Bergoglio, publicó tres documentos apenas subió al poder como pontífice de El Vaticano: el primero fue la encíclica Lumen Fidei; después la exhortación apostólica Evangelii Gaudium y el tercero, en honor a San Francisco de Asís, lo tituló con el epíteto que el santo inicia su famoso Canto de las criaturas: “Alabado sea” (Laudato si). Se trata de un cuestionamiento profundo al consumismo, al crecimiento a toda costa, a la acumulación capitalista, al acopio de datos informativos que no se llega a convertir en conocimiento, y durante todo el texto insiste permanentemente que en la tierra todo está interconectado; que no es posible hablar de una propuesta ecológica sin parar el consumismo tecnológico, sin replantear profundamente la necesidad de crecimiento (niega la teoría del crecimiento ilimitado) y sin vincularlo a una propuesta social.

En la encíclica hay una crítica al antropocentrismo —lamentablemente no al androcentrismo ni al patriarcado— y a la visión del ser humano de percibirse como “domine” de la naturaleza. Para el papa Francisco, los seres humanos estamos en el mismo rango que el resto de seres, con la diferencia de que somos responsables. Por eso mismo, esta encíclica cuestiona la extracción de bienes considerándolos “recursos” sin mediar otra lógica que la del enriquecimiento; e incluso va más allá, cuando también cuestiona que la tecnología de la biología —en cuanto a mejoramiento de semillas o investigaciones médicas— sea dependiente de la comercialización y, por lo tanto, lucro de unos cuantos.

Por eso, la encíclica propone “la urgencia de avanzar en una valiente revolución cultural […] recuperando los valores y los grandes fines arrasados por un desenfreno megalómano” (p.90). Precisamente considera que aquella forma de vida opuesta al consumismo, que hoy ha devenido en una contracultura, es una resistencia que debemos tomar en consideración para recuperar lo esencial del ser humano: “la apertura a un ‘tú’ capaz de conocer, amar y dialogar [que] sigue siendo la nobleza de la persona humana” (p.93).

En esta visita tan esperada del Papa Francisco yo desearía que, junto con su defensa del medio ambiente contra el extractivismo, y el amparo a los defensores del medio ambiente asesinados en distintas circunstancias —desde los cinco de Conga hasta el último asesinado en Chaparrí— también pueda tener unas palabras para aquellos otros defensores y defensoras de los derechos humanos, que durante tantos años han luchado por justicia, verdad y memoria y que hoy, además de ser descalificados, olvidados y no escuchados, han sido pisoteados en sus derechos. Ojalá PPK y sus ministros no intenten tergiversar esta visita para seguir justificando su propuesta espuria de reconciliación

Las organizaciones que conforman Red Muqui, junto a la Red Latinoamericana Iglesias y Minería enviaron una carta al Papa Francisco que busca resaltar su llamado al cuidado de la Casa Común y dar a conocer las problemáticas ambientales y sociales que viven las comunidades campesinas a raíz de las decisiones políticas del gobierno peruano.  El Sumo Pontífice llegará a Lima este 18 de enero y recorrerá tres regiones: Lima, La Libertad y Madre de Dios. Se espera que en su mensaje se incluya su preocupación por el respeto a las comunidades campesinas y nativas, y la protección de nuestro planeta Tierra.

En la encíclica Laudato Sí, publicada en el 2014, que plasma la postura del papa Francisco contra el consumo y abuso de la naturaleza. Allí, el Papa habla sobre los problemas ambientales, afirma que la causa principal del calentamiento global es la propia acción del ser humano, y ante ello, es necesario cambios “profundos” en los estilos de vida, modelos de producción y consumo. Critica el consumo masivo de bienes y hace un llamado a no seguir desgastando el planeta.

Red Muqui resalta, en la misiva, que el gobierno peruano actúa de forma incoherente al mensaje papal en la encíclica Laudato Sí. De forma que “se establecen políticas medioambientales que son permisivas frente al daño ambiental y social”.

«Solo durante el presente gobierno del señor Kuczynski, entre octubre 2016 y marzo 2017, el gobierno emitió 112 decretos legislativos, 65 de ellos aprobados bajo la consigna de reactivar la economía. Lejos de su objetivo, estos cambios en los marcos normativos han propiciado un clima de conflictividad social en el país, porque la mayoría de estos vulnera derechos fundamentales de comunidades y población en general», se añade en la carta.

Red Muqui reitera la preocupación de la sociedad civil por la forma en que el gobierno ha actuado irresponsablemente con el medio ambiente al flexibilizar estándares de calidad ambiental para facilitar inversiones en desmedro de la vida y salud de las personas.

Se concluye en la carta: “Esperamos en nuestro corazón que la presencia y mensajes de su santidad Papa Francisco en el Perú, contribuyan a mostrar que la responsabilidad de lo que ocurre en el Perú con la contaminación minera, es una responsabilidad compartida de las empresas mineras y del gobierno peruano”.

La misiva ya fue canalizada a la Santa Sede a través de la Nunciatura Apostólica en diciembre. Se le hará llegar al Papa Francisco a su llegada al Perú el18 de enero.

El 17 de enero Red Muqui realizará el foro “Papa Francisco te esperamos escuchar” en Trujillo (Centro Cultural del Banco de la Nación: Calle Orbegoso N° 652), donde se expondrán detalles de la carta y se presentarán testimonios de comunidades afectadas.

Por su parte, a nivel nacional el 20 del mismo mes, un colectivo de organizaciones, entre ellas Red Muqui, están organizando una Vigilia por la Tierra y nuestros derechos. La actividad principal será en Lima desde las 5 de la tarde en el frontis la Nunciatura Apostólica, cuadra uno de la Avenida Salaverry, donde descansará el Papa Francisco.

Lee la carta completa AQUI