La foto o la vida. Editorial del diario La República

,

Sobre la responsabilidad social de los medios y las estrategias de desinformación.

El caso del agricultor Antonio Coasaca, al que un grupo de policías le “sembró” una prueba durante el paro contra el proyecto Tía María (Arequipa), para involucrarlo en un grave delito que conlleva prisión efectiva, ha derivado en la asunción de responsabilidades por el medio que publicó la foto que expresaba gráficamente la burda maniobra, y en el pronunciamiento del periodista autor de la fotografía, Julio Angulo, y del medio para el que laboraba en ese momento.

En un primer efecto, un editor y una periodista del medio que publicó la ahora famosa fotografía a la que acompañaron con un titular represivo han dejado sus puestos. El periodista Angulo ha debido dejar la ciudad de Arequipa por temor a las amenazas de un grupo radical que se opone a Tía María, en tanto que el medio para el que trabajaba el reportero gráfico ha derivado el caso al Consejo de la Prensa. Los dos primeros han ofrecido disculpas.

Desde el lado de la policía, hay una investigación en marcha por este caso y han sido removidos varios jefes policiales. En el caso de la prensa, es evidente que las explicaciones formales son insuficientes, a pesar de la entereza de Angulo, que ha reconocido un error inicial de compartir la fotografía con una persona que no respetó el acuerdo de no usarla periodísticamente. En este caso, además, debe protegerse su vida, en cualquier circunstancia.

Lo que se debate es la publicación de un medio de un documento gráfico escondiendo su origen, o sin saber con certeza la fuente, y/o sin señalar que efectivamente se carece de información sobre esta; el uso de ese instrumento para inferir responsabilidades de los ciudadanos; y las conexiones de los periodistas con los intereses específicos de las partes de una controversia.

Esta discusión no se refiere, exclusivamente, al manejo de las fuentes y al derecho de la prensa de informar por escrito o por imágenes lo que ocurre al margen de las consecuencias que puedan tener las informaciones. Se refiere a la responsabilidad social de los medios en cualquier circunstancia, con mayor razón en situaciones límites o de tensión. Más allá de que una foto pudo llevar a un ciudadano injustamente a la cárcel, es importante que los medios aborden el problema de la desinformación, un tópico referido a la  independencia frente a las estrategias de los actores públicos.

Es preciso recordar que en la prensa nacional y arequipeña a raíz del conflicto alrededor de Tía María se desató una campaña homogénea en los contenidos y en la vocería a cargo de supuestos especialistas que luego se revelaron como operadores de uno de los bandos en pugna, y que un grupo denominado Colectivo por el Desarrollo de Islay ha terminado siendo poco menos que un organismo generado empresarialmente a cargo de campañas que un sector de la prensa recoge sin escrúpulos informativos. Como lo ha señalado este diario ayer, es injusto que los arequipeños vivan en medio de un conflicto social y de otro, el de la desinformación.

Finalmente, quizás sea conveniente recordar que la autorregulación opera como una condición crucial de la libertad de expresión y, al mismo tiempo, como un poderoso instrumento que garantiza la calidad de la información.

http://www.larepublica.pe/politica/editorial-29-04-2015