Pronunciamiento: Frente a los pactos de impunidad y corrupción de las élites, planteamos un Pacto Eco-Social e Intercultural del Sur

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Frente a los pactos de impunidad y corrupción de las élites, planteamos un Pacto Eco-Social e Intercultural del Sur para acabar con el abuso, el autoritarismo y la depredación de la naturaleza

Cusco, abril 2024
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El Pacto Eco-social e Intercultural del Sur nació en un escenario adverso para los pueblos de Nuestra América. La crisis climática y la contaminación ambiental impactan cada vez más en los territorios, afectando cosechas, secando fuentes de agua y destruyendo ecosistemas. Se observa un aumento en el empobrecimiento y la instalación de pactos de impunidad y corrupción en los gobiernos. Mientras tanto, persiste la violencia de los estados y los extractivismos, a la vez que surgen nuevos autoritarismos y aumenta la presencia de redes transnacionales del crimen organizado en toda la región.

Estamos siendo testigos del avance progresivo del colapso de nuestros ecosistemas, regímenes democráticos y eventualmente nuestros modos de vida. Las élites y sistemas políticos no ofrecen soluciones reales, por el contrario, profundizan esta crisis civilizatoria. Frente a todo esto, el Pacto Eco-social e Intercultural del Sur plantea la urgente necesidad de una transición eco-social e intercultural justa y popular para salir del colapso inminente, que pueda generar una sociedad y economía más equitativa, democrática y en armonía con la naturaleza y todos los seres no humanos.

Este año nos reunimos en el Perú para solidarizarnos con las luchas de sus pueblos, especialmente del sur andino, contra los pactos de corrupción e impunidad del gobierno asesino de Dina Boluarte y sus aliados que actualmente controlan al país. Para aprender de sus perspectivas y propuestas para construir una América Latina más justa.

A propósito de nuestra reunión anual, que se llevó a cabo en Lima, Cusco, y Espinar en el Perú, compartimos nuestros sentires y pensares:

Admiramos profundamente a las comunidades y pueblos de Puno, Cusco y del Sur Andino más amplio, quienes han dado un ejemplo de dignidad, sabiduría y fuerza para defender y darle sentido a la democracia en el Perú. Nos sumamos a su exigencia de justicia ante la brutal violencia estatal enraizada en el racismo y la corrupción, con la cual se reprimió el levantamiento del 2022/23. Sabemos que este movimiento por justicia y dignidad continúa y que su llamado a construir un país democrático y plurinacional está vivo en las autoridades ancestrales, Mallkus, Jilaqatas y Mama Tallas, en las comunidades, colectivos y organizaciones, que hoy son un signo de esperanza para el Perú.

Conocimos la grave situación del territorio K´ana en la provincia de Espinar (Cusco), donde después de más de treinta años de gran minería se han acumulado graves impactos a la salud, la naturaleza, el agua; por lo tanto, en los proyectos de vida de la población. Consideramos que Espinar no puede Creesperar más a la sanación y reparación de sus vidas, cuerpos y territorios devastados por el extractivismo minero: es urgente, que el gobierno peruano declare la emergencia sanitaria e implemente las medidas adecuadas para ello. Nos solidarizamos con el pueblo de Espinar que día a día lucha y resiste a la arremetida minera. Un pueblo que no ha tenido más opción que convivir con una actividad transnacional que opera con mucha impunidad en sus territorios.

Nos solidarizamos con Olivia Bisa, la Presidenta del Gobierno Territorial Autónomo del Pueblo Chapra, con Elsa Merma, dirigente de las Mujeres K´ana, con las mujeres aymara y quechua de Puno, criminalizadas y atacadas de distintas formas por su lucha por la vida y los territorios de sus pueblos. Vemos, como son las mujeres las que enseñan el horizonte de cambio y defienden el futuro de nuestros territorios. Como Bisa y Merma, cientos de dirigentes y liderazgos colectivos, alrededor del Perú (y de la región) son amenazados, acosados, criminalizados, estigmatizados y violentados por los actores del poder, por su compromiso de lucha por la vida y los territorios de sus pueblos. Exigimos respeto y cuidado para todes elles, guardianes de nuestro futuro y la casa común.

En nuestro encuentro aprendemos y celebramos también las victorias, la resiliencia y resistencia de los pueblos. En la Amazonía peruana se vienen construyendo los Gobiernos Territoriales Autónomos de los Pueblos Amazónicos, y se ha logrado el reconocimiento de los derechos del Río Marañón a ser protegido frente a la contaminación. En Islay y Cajamarca la gente sigue resistiendo a los proyectos mineros enarbolando los gritos “Agua Sí, Oro No” y “Agro Sí, Mina No”. Alrededor del país están creciendo movimientos feministas y ambientalistas que reclaman cambios de fondo. En el sur del Perú las identidades originarias, pese a toda la violencia y el racismo vivido, se siguen revitalizando y hacen posible sentipensar una buena vida desde el lazo comunitario.

Mientras tanto, en Ecuador ganó el “Sí a la vida” en el referendo para el petróleo del Yasuní, abriendo la posibilidad de pensar y realizar la sanación y reparación de los territorios y comunidades afectadas por esta actividad. Vemos cómo el pueblo argentino se defiende del asalto a sus condiciones de vida de parte del gobierno de Milei. En Colombia el gobierno de Petro junto con las organizaciones sociales está defendiendo el país como Potencia Mundial para la Vida, reconociendo los derechos del campesinado y los territorios campesinos agroalimentarios, mientras busca con aciertos y desaciertos el camino hacia una transición energética justa

Consideramos que en estos ejemplos, desde los territorios, se defienden y se construyen transiciones ecosociales, justas y populares a favor de los derechos humanos, de la naturaleza, de los animales, de la justicia social y del Buen Vivir para todos y todas. En Latinoamérica Abya Yala hoy se abren grietas que posibilitan la subversión de los sistemas de dominación y que posibilitan transformaciones para sostener los tejidos de la vida.

A la vez, estos procesos vivos hacen parte de nuevos pactos con la vida y con la naturaleza. Requerimos hoy un Pacto Ecosocial e intercultural que permita transformaciones políticas de fondo para salir del extractivismo, crear una democracia eco-social y plurinacional, fortalecer las autonomías y la autodeterminación de los pueblos, asegurar el cuidado de la vida como centro de nuestras sociedades, fortalecer la soberanía alimentaría y alternativas económicas, reconocer y ampliar los derechos de la naturaleza, e impulsar una integración regional basada en la justicia, la soberanía y la autonomía de los pueblos.

Pacto Ecosocial e Intercultural del Sur

Cusco, abril de 2024